El gran apagón ¿Qué hay de cierto?
La dependencia energética de España está en pleno debate ante la inminente llegada del invierno. Mientras en Europa «La cuestión no es si habrá un gran apagón, sino cuándo». Son declaraciones de la ministra de Defensa de Austria, uno de los países que han realizado una campaña para preparar al país y a su ciudadanía para esta eventualidad. Austria está preparada para un posible apagón eléctrico. Eso ha dicho su ministra de Defensa, Klaudia Tanner. Desde entonces se han disparado los rumores, los miedos, los mitos, las exageraciones y bulos, las cadenas de Whatsapp, la cobertura y las declaraciones. Pero ¿puede pasar en España?
Sin razones para el alarmismo.
Según los expertos del Real Instituto Elcano “El riesgo es extremadamente bajo: la posibilidad siempre existe, pero tendría que ser una concatenación de acontecimientos brutal. No hay que exagerar ni hacer tremendismos: tenemos mucha capacidad de abastecernos, tanto en Argelia como fuera”. “Los austriacos están preocupados porque dependen de Rusia y no tienen posibilidad de llevar GNL. Pero nosotros no: incluso si las cosas se pusieran mal, España tiene todas las papeletas para ser uno de los países menos afectados de la UE”.
Las reservas de gas, según el Gobierno español, son suficientes para sostener el consumo durante 40 a 43 días. «El episodio más tenso que hemos vivido en los últimos años ha sido Filomena y consumimos el equivalente a 2 días.
¿De quién dependemos energéticamente?
España depende energéticamente de otros países, ya que nuestro país no posee petróleo, ni gas natural, ni de un carbón que quieran utilizar las industrias. Esto es debido a que el carbón procedente de España tiene un alto contenido en azufre y un bajo poder calorífico. En definitiva solo somos capaces de autoabastecernos en un 1%.
España tiene déficit en el mercado eléctrico. La importación u exportación de energía eléctrica se hace con los países colindantes con el nuestro. Exportando energía a Andorra, Portugal y Marruecos aunque con estas ventas no conseguimos compensar la energía que importamos de Francia cuando se producen situaciones climatológicas que producen picos de consumo de electricidad y que nuestra producción no es capaz de satisfacer.
El suministro del gas.
España importa prácticamente el 100% del petróleo que consume. En el caso del gas, nuestro principal proveedor es Argelia con un 43% del total de importaciones, suministro que se realiza a través del gaseoducto de Medgaz. Este gaseoducto comienza en el campo de Hassi R’mel en Argelia, y la primera parte del tubo llega hasta el puerto de Beni Saf. El tramo submarino por tanto empieza en Beni Saf y toca tierra en la playa del Perdigal en la costa española de Almería. Allí se conecta con el existente gaseoducto Almería-Albacete.
La seguridad del suministro eléctrico en España.
En la actualidad, el nivel de seguridad de suministro en el sistema eléctrico nacional puede considerarse razonable. Los dos principales factores que caracterizan el sistema eléctrico español en relación con la seguridad de suministro y la diversificación energética son, por un lado, la gran variedad de fuentes de generación de energía eléctrica en comparación con otros sistemas en Europa; y, por otro lado, el nivel relativamente escaso de interconexión con los sistemas eléctricos vecinos.
La energía eólica.
La eólica, solares (fotovoltaica o termosolar) e hidráulica fluyente aportan poca seguridad de suministro en el corto y medio plazo, ya que ni el viento, ni el sol, ni el caudal de agua están necesariamente disponibles en los momentos de mayor demanda. Los beneficios de estas tecnologías se sitúan más en el plano del medioambiente – no son emisoras – y del autoabastecimiento energético.
Las centrales nucleares.
La seguridad de suministro que aportan las nucleares es muy alta debido a que la probabilidad de indisponibilidades es muy baja y a que sus mantenimientos – muy espaciados en el tiempo, ya que se producen cada 12-24 meses – se realizan en períodos de demanda baja.
Las térmicas convencionales.
Las térmicas convencionales (ciclos combinados, carbón, fuelóleo) ofrecen un alto nivel de seguridad de suministro. Los ciclos combinados tienen la mayor tasa de disponibilidad (aproximadamente 95% de las horas del año), seguidos del carbón (85%) y el fuelóleo (75%). Estas diferencias son en parte debidas a la distinta antigüedad de las centrales de cada una de estas tecnologías (superado un cierto umbral. A mayor antigüedad mayor tasa de fallo).
Las hidráulicas regulables.
Las hidráulicas regulables (las que tienen grandes capacidades de embalse y las de bombeo). Estas aportan en general una seguridad de suministro elevada, pues tienen incentivos a utilizar el agua en los periodos de precios altos. Normalmente, cuanto mayor es la demanda mayor es el precio. Para las centrales con embalse, su aportación a la seguridad de suministro depende en gran medida de la capacidad del mismo. Las centrales con embalses de capacidad plurianual aportan una mayor seguridad de suministro que aquéllas con embalses de capacidad anual).